“Parece que siempre ha existido una rivalidad entre el hombre y la mujer. Pero son iguales; ninguno es superior. Siente orgullo por lo que eres en esta vida. Eres un alma que ha estado en cuerpos masculinos y femeninos en diferentes encarnaciones pasadas. Si eres mujer ahora y envidias a los hombres, es posible que tengas que reencarnar como hombre. Y presta atención: si eres hombre ahora y te sientes superior a las mujeres, tal vez tengas que nacer como mujer.
El hombre argumenta que la mujer es emocional y no puede razonar, y la mujer se queja de que el hombre no puede sentir. Ambos están equivocados. La mujer puede razonar, pero el sentimiento es lo más importante en su naturaleza; y el hombre puede sentir, pero en él predomina la razón. El ideal es equilibrar razón y sentimiento en la propia naturaleza. Aquellos que son demasiado femeninos no encuentran libertad del alma, ni aquellos que son demasiado masculinos. Cada género debe esforzarse por encontrar un equilibrio, aprendiendo el uno del otro a través de la amistad y la comprensión.
En los grandes santos, vemos combinadas las cualidades masculinas y femeninas ideales. Jesús era así; todos los maestros también. Cuando logras ese equilibrio perfecto entre razón y sentimiento, habrás aprendido una de las principales lecciones por las cuales fuiste enviado aquí”. Jornada hacia la Autorrealización; Yogananda
¿Qué significan Surya y Chandra? Surya es “sol”, y Chandra es “luna”.
Podemos decir que el objetivo fundamental de toda práctica yoguica es equilibrar nuestras energías internas: la solar y la lunar. En cada uno de nosotros y en diferentes momentos de la vida, e incluso a lo largo del día, podemos percibir que una de estas energías predomina. No estamos hablando de género aquí; el alma no tiene género, y en todos nosotros hay tanto la energía más solar y masculina como la energía más lunar o femenina; independientemente del cuerpo en el que nos reencarnemos. Incluso podemos observar muchas mujeres que son más energéticamente “surya” y hombres más “chandra”, por así decirlo.
En pocas palabras, podemos resumir lo que sucede cuando practicamos yoga: equilibramos estas dos energías (Surya y Chandra) y, en consecuencia, despertamos nuestra energía espiritual del ser o el alma (Atma).
¿Qué significa esto, más profundamente?
Cuando nuestra energía surya es más predominante, podemos ser tendencialmente más enérgicos, luminosos y fuertes. Nuestro lado solar es nuestro lado masculino, exuberante, extrovertido, determinado, visionario, concentrado y saludable. La cualidad del sol es el calor: acogedor, alegre, que sabe discernir y es radiante y de gran potencia física. Es una energía que se exterioriza y actúa.
Cuando prevalece la energía chandra, normalmente somos más sensibles, emotivos e introspectivos. Nuestro lado lunar es femenino, relajado, creativo y receptivo. Con estas cualidades podemos entregarnos más, conectarnos más fácilmente con la naturaleza y percibirnos parte de ella, podemos intuir más de las sutilezas de la vida.
Ambas energías son extremadamente importantes en la auténtica búsqueda espiritual; una complementa a la otra. Cuando se integran, realmente podemos experimentar el alma, el Ser, la Luz Espiritual de la cual venimos (Brahma), que nos sostiene (Vishnu) y a la cual nos disolvemos (Shiva).
Si alimentamos y nutrimos en exceso nuestra parte más solar y masculina sin cultivar nuestra delicadeza lunar, podemos convertirnos, por ejemplo, en más agresivos, impacientes, egocéntricos y arrogantes. Negar nuestra parte más femenina nos desconecta de nuestra parte natural, reprimiéndola; lo que nos lleva a un espacio de desequilibrio, enfermedad e ignorancia.
Por otro lado, también es cierto que si nos volvemos enfáticamente energéticamente solo femeninos; esto puede traernos una sensibilidad exagerada y así nos dejamos llevar por las olas de las emociones, perdiendo el discernimiento, el estado de observación y la quietud necesaria para ver y vivir en la verdad del Ser, con expansión y amplitud.
Incluso podemos notar esto cuando meditamos: para que la meditación ocurra de manera más natural y fluida, es necesario tener la capacidad de inmovilizarse, desapegarse y estar conscientemente vigilante de todo lo que ocurre, dentro y fuera de nosotros, con desapego y atención; pero junto a este aspecto “Surya” y “Shiva”, también necesitamos “Chandra” o “Shakti”: relajarnos, dejarnos llevar, entregarnos, abrirnos y ser receptivos, aceptando el proceso de todo corazón.
Si profundizamos aún más en detalles y profundidades, esto se aplica a todo en la vida: no es suficiente disciplinarnos y autocontrolarnos si creamos expectativas de resultados sin tener la paciencia de dejar venir lo que debe venir… Y lo mismo ocurre al contrario: no sirve de nada “vivir en el presente” con ligereza, fluyendo en los eventos de la vida si también no tenemos la fuerza de voluntad para transformarnos, purificarnos y elevarnos verdaderamente.
El secreto de la felicidad es este equilibrio interior: actuar positivamente hacia la justicia y el Dharma (acción correcta alineada con la voluntad divina) y entregar completamente los resultados al Divino, sin expectativas; totalmente receptivos a lo que es, en un estado de gratitud y reconocimiento.
No nos juzguemos si no podemos lograr siempre esta plenitud armónica. El hecho de que estemos aquí y ahora reflexionando, estudiando y practicando yoga y meditación ya es una señal de que estamos en esta búsqueda y todo comienza con ella, incorporando estos enseñamientos en nuestra vida diaria. Con el tiempo y la paciencia, este equilibrio y revelación del Ser seguramente vendrán cuando menos lo esperemos.
“En cada ser hay una naturaleza masculina y una femenina. El lado masculino o positivo se revela como los poderes de discriminación, autocontrol y juicio exigente, cualidades que expresan o responden a la razón. La naturaleza negativa o femenina consiste en el sentimiento: amor, simpatía, bondad, misericordia, alegría. En el ser ideal, estos dos aspectos están perfectamente equilibrados. Pero si la razón carece de sentimiento, se vuelve calculadora, dura, crítica; y si el sentimiento no tiene razón, se convierte en una emoción ciega”. Paramahansa Yogananda, Dios Habla Con Arjuna: El Bhagavad Gita
“El equilibrio armonioso entre razón y sentimiento conduce a la percepción intuitiva y la capacidad de conocer lo que es la Verdad. Alcanzando este equilibrio, hombres y mujeres se convierten en dioses”. Paramahansa Yogananda, La Segunda Venida de Cristo
Namaste, mucho amor (prema), en servicio y en armonía surya-chandra
El Espíritu y la Naturaleza Bailan Juntos: Radha Govinda.
Raquel Bhavani – Prema Kriya Yoga
Leave Your Comment